Son usuarios que militan en Twitter y Facebook y están a favor del Gobierno. Suspicacias por el anonimato y el vínculo con el partido.
Con el objetivo de sacarse de encima el mote de “trolls”, un grupo de militantes decidió agruparse y armar el espacio “Cambiemos 2.0”. Ayer se dieron a conocer en las redes sociales, con un video a cuatro año de la muerte del fiscal Alberto Nisman.
“Activistas en redes sociales”. Así se presentan. Muchos de ellos figuran en diversos informes que circularon sobre los supuestos trolls que responden al jefe de Gabinete, Marcos Peña. Se presentan como ciudadanos comunes que militan en las redes sociales y, consultados por PERFIL, afloran broncas y risas por esa caracterización.
“A veces me dan ganas de mandar demandas. Nadie me dice lo que tengo que decir. De Cambiemos, lamentablemente, no hay trolls”, dice Emiliana, seguidora de Elisa Carrió que se muestra en Twitter como @PissanoV (12 mil seguidores). En su vida fuera de las redes tiene un local de ropa para bebé.
María Rosa administra grupos de Facebook (“Yo quiero ver a la Kretina en cana y ud?” tiene 240 mil seguidores). “Cuando me dicen troll a veces me enojo, porque lo poco que tengo es por mi actividad privada (es contadora), que está floja como todo en el país. Y a veces me da mucha risa. Es la defensa que tienen ante la falta de argumentos, para defender la corrupción y cómo destruyeron el país”, dice.
Diego Alzaga Unzué (nombre de fantasía en Twitter, donde tiene más de 110 mil seguidores) es uno de los más apuntados, al punto de que se difundió un nombre sobre su verdadera identidad que luego fue desmentido. Diego (se llama igual en la vida real) se presenta como profesor de educación física y entrenador de natación. “Yo no respondo, es su única muletilla, tienen el intelecto anulado. No entienden que hay gente que puede pensar distinto”, afirma.
“Si hubiera una red de trolls son un fiasco, porque no generan nada. La mayoría de las tendencias las generamos nosotros”, explica el usuario que se presenta como @sushiplanero (50 mil seguidores). “No te puedo asegurar que no existen los trolls, pero los que estamos en este grupo no somos”, agrega.
Todos niegan tener un cargo en el Estado. El único que lo reconoce es Ricardo Benedetti (90 mil seguidores), que trabaja en el Sistema de Medios Públicos junto a Hernán Lombardi: “El problema de los que hablan de trolls es que no entienden Twitter. Es como un estadio de fútbol, donde uno dice algo y unos lo defienden y otros lo putean”.
Muchos se fueron conociendo desde la época de los cacerolazos contra el gobierno de Cristina Kichner. Ahora, armaron un “manifiesto” con sus ideas principales. El punto uno es categórico: “Eliminar definitivamente el populismo en sus múltiples versiones”. También hablan de luchar contra la corrupción y recuperar la cultura del trabajo. Lo firman los administradores de unas cuarenta cuentas de Twitter, unas cincuenta páginas de Facebook y cinco de Instagram. Ahora están incursionando también en Whatsapp.
La cuenta Banquemos, por ejemplo, administrada por una mujer de unos 30 años, asegura llegar con sus mensajes a unas 10 mil personas.
El anonimato es lo que generalmente lleva a despertar suspicacias. El militante sale a volantear, por ejemplo, y dar la cara. El activista en redes, en muchos casos, suele escudarse en el anonimato. Silvia (@Republicana2019, 15 mil seguidores) dice que mantiene en reserva su nombre “para no mezclar vida privada con política”. “En 2011, 2012 y 2013 me llovían amenazas e insultos por Facebook, entonces decidí que solo iba a aparecer con un nick. Uno nunca sabe con cuántos loquitos se encuentra en el camino”, explica la diseñadora gráfica y productora de videos. En 2014 potenció su militancia virtual: “Me hablaban de sensación de inseguridad y a mi marido lo mataron de un tiro en la cabeza”.
“Tengo muchos amigos en el medio y no me quiero exponer”, dice Diego, que asegura que entró en Twitter en 2010, porque un amigo había entrado a Gran Hermano. “Es para divertirse, es ironía. Mis tuits son más para criticar al populismo que para defender”, agrega. “Acá no hay jefes políticos, no hay líderes, nadie nos paga por tuitear ni nos alinea”, asevera Sushiplanero, que se dedica a la gastronomía.
Algunos de ellos tienen diálogo con el equipo de comunicación digital de Cambiemos, que lidera Guillermo Riera. “Nos contactan y nos cuentan, porque muchos forman parte de los voluntarios. Pero las movidas que hacen son iniciativas de ellos”, aclara Riera. Y añade: “La comunicación digital de Cambiemos no consiste en hacer este tipo de movidas. Nosotros tratamos de establecer una comunicación lo más cercana posible, haciendo el mejor uso de cada red social”.
Gabriel Ziblat (Fuente www.perfil.com).
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