7 de abril de 2019
El contraste puede resultar fuerte: en una imagen, el Presidente besa amorosamente a su esposa,
Juliana Awada, por su cumpleaños, en Instagram; en sendos spots, de factura profesional, se reivindican obras de gobierno y testimonios de personas que las agradecen, pero con una impronta decididamente más agresiva. En el off del primero, que dura 20 segundos, se escucha el cantito insultante hacia Mauricio Macri que los kirchneristas vienen fogoneando hace tiempo en el fútbol y en algunos recitales. El mensaje cierra con esa misma frase difamatoria, pero entre signos de interrogación. El segundo contrapone malas noticias (dólar, riesgo país, FMI, tasas de interés, etc.) con testimonios de reconocimiento por una cloaca, una cuadra asfaltada u otras obras de infraestructura, pero también machacando con una consigna dura y soez: "¿A quién carajo le importa?".
A pesar de que la factura de ambos mensajes es profesional y cuenta con imágenes ya transitadas por comunicaciones anteriores de Cambiemos nadie del staff oficial y paraoficial en materia audiovisual se hace cargo de los mismos. Es que resultan absolutamente disruptivos respecto de las "ondas de amor y paz" que caracterizan las historias "de cercanía" de Macri y María Eugenia Vidal. Sin embargo, funcionarios de primera línea los vienen viralizando con entusiasmo.
¿Los "chicos buenos" empezaron a tirar piedras y esconden la mano? Podrían alegar en este caso, y es cierto, que no atacan a nadie y que, en todo caso, intentan revertir agresiones recibidas. Pero la campaña aún ni siquiera empezó. ¿Hasta dónde piensan escalar?
Otro forcejeo asordinado se registra entre el movimiento inorgánico y creciente de militantes virtuales pero reales de Cambiemos y el pavor de Marcos Peña de que se confunda a aquellos con trolls y bots que los opositores le imputan incesantemente a la Jefatura de Gabinete. En tanto que sectores más políticos de la coalición oficial bregan por un reconocimiento más formal de esos militantes virtuales espontáneos para darles contención y consensuar estrategias de comunicación, otros aconsejan tomar distancia lo más posible para que no se le imputen a Peña esas acciones. Los primeros están convencidos de que hoy los territorios no solo se disputan en las calles, sino también en el ámbito intangible de las redes. Que si bien ese espacio sigue siendo chico en relación con el mundo real y demasiado contaminado por expresiones variadas del llamado "círculo rojo" que distorsionan permanentemente sus mensajes con operaciones alarmistas y fake news de distinto calibre, terminan creando climas que permean en cientos de miles de usuarios de buena fe. Consideran que, además, "contagian" a dirigentes, periodistas y medios de comunicación que hasta convirtieron en rutina reproducir los mensajes más ásperos y disparatados.
Los puristas de la comunicación oficial prefieren no relacionarse con ellos. "Si los reconociéramos -apunta una de sus figuras claves-, seríamos responsables de lo que hacen, como pretenden algunos endilgarnos cada vez que hablan de trolls. Además, el clima de Twitter es muy efímero. Los medios tradicionales compran más eso, lo cual agranda enormemente a los militantes virtuales/trolls/etcétera que andan por ahí y creen que son influyentes. Por eso insistimos en que no tenemos trolls. No hacemos ese esfuerzo ni jugamos ese juego. Simplemente no perdemos el tiempo con eso".
Militantes virtuales oficialistas, sin embargo, no se desaniman y en la semana que pasó, con mucho sentido de la oportunidad, agitaron en las redes una encuesta bajo la consigna "¡Ayudemos al Presidente a elegir su compañero de fórmula!".
Aunque en la cúpula del Gobierno pareció más un juego de distracción para mantener entretenidos a los radicales y evitar la tentación de que se vayan con Roberto Lavagna como sucedió en 2007, los militantes de Cambiemos 2.0 cerraron el escrutinio anteayer con bastantes votos (11.005) y estos resultados: 1º) Ernesto Sanz (que está bastante retirado de la diaria del Gobierno) se llevó casi el 19,45% de los votos; 2º) Mario Negri (que disputará la interna contra Ramón Mestre) obtuvo el favor del 15,87% de quienes participaron en la encuesta; 3º) Elisa Carrió (que me dijo enHablemos de otra cosa que no piensa disputar ningún cargo electivo más) alcanzó el 13,98% de las intenciones; 4º) Martín Lousteau (más que improbable que Macri lo quiera como segundo dadas sus tendencias a cortarse solo) fue elegido por el 10% de la muestra, y 5º) Rogelio Frigerio, actual ministro del Interior, alcanzó el 9,3% de los votos.
A simple vista, como se puede apreciar, ni los militantes macristas más acérrimos votan por un Pro puro para secundar a Macri (la actual vice, Gabriela Michetti, sacó un mustio 4,32%). El sexto entre los más votados vuelve a ser un radical (Alfredo Cornejo, con el 5,51%). Solo en votantes menores de 18 años aparece en el top five el nombre de Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social. Sorprende también que en la muestra general, Patricia Bullrich haya quedado rezagada al séptimo puesto (5,13%). Y a Marcos Peña no lo salvan ni los militantes virtuales ni los supuestos trolls: apenas consiguió 187 votos, un 1,7% del total de los sufragios.
Link a la nota en La Nación web:
https://www.lanacion.com.ar/opinion/las-guerras-virtuales-de-cambiemos-nid2235999
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